“El cuento de Navidad de
Auggie Wren” es un relato del escritor estadounidense Paul Auster publicado en
1990 pero que vio la luz primeramente en el periódico “The New York Times”
cuando al escritor le pidieron que escribiera un cuento para la época navideña.
La trama nos sitúa en Nueva
York en la década de los noventa. Un escritor recibe un encargo del periódico
donde trabaja, referido a escribir un cuento de navidad, esto no es lo suyo. En
un golpe de suerte, conoce a un tal Auggie Wren, un propietario de un negocio
en Brooklyn. Este tiene un extraño proyecto y algunas historias para contarle.
Este es un sujeto peculiar, lleva a cabo un proyecto, que refiere a, durante
doce años, cada día, a la misma hora, hacer una foto, desde la misma ubicación
y retratando la misma vista, el cruce entre la Avenida Atlantic y la calle
Clinton. Auggie recopila, con este proyecto, miles de fotografías muy parecidas
en apariencia, pero diferentes en detalle; el mismo escenario con diferentes
rostros, diferente luz, diferentes condiciones meteorológicas. Así, con esta
aparente sencillez el sujeto sentía que fotografiaba el tiempo, el tiempo
natural y el tiempo humano, lo hacía colocándose en un rinconcito del mundo
deseando que fuera suyo.
La relación entre estos dos
sujetos empieza a tomar forma, con algunas interesantes charlas en el medio.
Será Auggie el que le saque del apuro, al escritor, con un extraño relato sobre
el desarraigo, pobreza y suave venganza, que poco parece tener que ver con el
espíritu navideño. Este se ofrece entonces a contar la historia de cómo
consiguió la cámara con la que lleva a cabo su proyecto, en un ejercicio en el
que el narrador y el cuentista juegan con la ficción y la realidad. El relato
es un cuento de Navidad en el que el estanquero procura al lector ciertas dudas
acerca de la veracidad de la historia, pero que consigue ayudar al novelista a
terminar su trabajo.
Este cuento, nos muestra, una historia repleta de pequeñas
historias, la propia historia de Paul y Auggie, la irónica historia ladrón, la
navideña historia de la abuela del ladrón, la curiosa historia de la obra
fotográfica de Auggie, etc. Noto una profunda reflexión sobre quienes pueden y
quienes no pueden acceder al arte.
Me resulto un excelente texto, en donde, con una primera
leída, parece ligero y con poco contenido, pero hasta el mismísimo Auggie nos
pone un párate:
"- Vas demasiado deprisa. Nunca lo entenderás si no vas más despacio"
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