Era 3 de marzo. Día lluvioso. Estábamos en la Laguna de Lobos, habíamos ido unos días a la cabaña de un conocido, a pasar el fin de semana. Fueron días a pura lectura, cine y música. Cinematografías de Tarkovsky, Guillermo del Toro, Gaspar Noe. Discos de Fito, Charly y el Pity, nunca faltaron.
Mi hermana, Renata, con 11 años,
hablaba sobre un pibe, que tenia una historia en el ámbito musical, tirado al
lado de lo urbano, callejero, medio under. Esa era su descripción. Arrancamos a
escucharlo. Valentín Oliva, más conocido como Wos, su nombre artístico,
realmente me sorprendió, un rapero y ex-freestyler argentino, originario del
barrio de Chacarita, en Buenos Aires. Era conocido por sus batallas en El
Quinto Escalón (un evento de RAP) y sus múltiples participaciones en
competencias de carácter internacional.
Escuchamos algunos de sus
temas, y le prestamos atención a su álbum más reciente “Oscuro Extasis” un
álbum cargadísimo de letras explicitas, artísticas y con muchísimo contenido
político. Variadísimo repertorio, desde instrumentales tiradas al lado de la
reflexión, realidad sucia y tristeza, hasta funks con tonos caribeños,
acompañados de modernos ritmos derivados de la electrónica o house. Me
gusto bastante. Ese mismo día, unas horas más tarde, tomamos la decisión de ir
a ver un concierto suyo. Mi hermana y yo. La cita era el 21 de mayo, en el
Estadio Atenas, en la Ciudad de La Plata. Juntamos unos mangos entre los
dos, y nos hicimos con las entradas. Las entradas eran libres, había campo y
gradas de libre acceso. Se llevó a cabo una discusión, mi argumento era que
ella tenía apenas 10 años, y que algunos de los temas del repertorio del
artista al cual iríamos a ver, tenían cierto nivel alto de euforia, y que lo
más probable era que haya pogo. Mi hermana decidió cerrar la discusión.
Su argumento era que ella “se la bancaba”
- De ultima… yo te digo, y nos
corremos para otro lado ¿o no? -me decía Renata esperando mi respuesta.
Teníamos unos días por
delante, nos preocupamos por seguir escuchando.
El tiempo paso, ya estábamos
en mayo.
- Ya es primero, en 20 días
tenemos lo de Wos -me decía mi hermana, siendo derrotada por la ansiedad
- Hay que ver como vamos -le
respondía yo
Los días pasaron. De la nada
faltaba un día. Hablando con nuestra madre, llegamos al acuerdo de que ella
podía llevarnos. A la travesía se sumo mi vecina, Adela, con la cual mantenemos
una gran cercanía. Ellas no tenían entradas, evidentemente, nada más, nos
hacían la gamba. Terminaron de ponerse de acuerdo. Decidieron que hacer.
Era 21 de mayo, ya había
llegado el día. El show era a las nueve de la noche, teníamos aproximadamente
una hora y media de viaje hasta La Plata. La idea era estar una hora antes, o
un poco más, ya en el estadio. Salimos desde Mataderos, nuestro barrio, a eso
de las seis y media de la tarde. Era un día frio, pero lindo. Estaba soleado y
el cielo se encontraba despejado. De igual manera, decidimos abrigarnos bien.
Un pantalón beige, remera negra, camisa marrón y sweater gris fueron parte de
mi armadura aquel día. En un instante ya habíamos salido del barrio y agarrado
la autopista. Teníamos una horita por delante. Entre charlas cotidianas e
internas políticas, fuimos llegando a La Plata.
No conocía la ciudad, había
ido hace muchísimo tiempo, no tenia muchos recuerdos. A eso de las siete y
media, pasadas, de la tarde, llegamos a destino. Entramos a la ciudad y nos
dirigimos directamente hacia el estadio. Pasamos por el centro de la ciudad, el
famoso Museo de La Plata, la Catedral, etc. Perdiéndonos entre calles bis,
números y diagonales, dimos finalmente, unos minutos después, por la Av. 13 y
la calle 58, con el estadio.
- Anda a estacionar, ahora
-decía mi mama, poniéndose ya un poco nerviosa, como de costumbre.
Las calles aledañas al estadio
estaban cortadas, había bastante gente, mas de la que me esperaba. E de admitir
que realmente no tenía muchísima fe en el concierto, realmente me gustaba la
música de Wos, pero no tenía muchas expectativas sobre su show en vivo, o sobre
su interpretación en sí. La idea principal era acompañar a mi hermana en su primera
experiencia en un recital.
Dimos unas vueltas, pasamos
unas cincuenta y cinco veces por la misma esquina, hasta que encontramos lugar
para estacionar. Se escucharon suspiros, risas y decidimos ir a ver donde
estaba la fila.
Caminamos algunas cuadras por
la Av. 13 hasta que llegamos al estadio. No había nadie. Claro que no nos
habíamos dado cuenta que estábamos en la parte de atrás. La calle estaba
cortada por unos postes de hierro, detrás de ellos se encontraba una parte del
equipo que llevaba a cabo la organización. Me acerque a hablarles.
- Buenas tardes, disculpen
¿les puedo hacer una consulta?
- ¿Cómo esta? Obvio -me respondió
gentilmente uno de los hombres.
- ¿Para ver a Wos? -dije, como
encogiéndome de hombros, sabiendo que mi pregunta tenía una respuesta más que
obvia. La sentí como una pregunta disparadora, que preguntaba todo y nada al
mismo tiempo.
- Si pibe, vení, es por acá.
Están en la parte de atrás -me respondió otro muchacho, haciéndonos señas con
las manos para que lo sigamos.
- Perfecto -respondí
Se metió por el medido de los
postes, abrió una puertita de metal, y nos señaló que caminemos todo recto
hasta la otra cuadra, por afuera de las vallas. La cuadra entera estaba
cortada, y la fila para entrar empezaba recién en la otra. Era la parte de la
Av. 13, por donde se entraba, todo estaba acomodado para realizar el ingreso
dentro de una hora. Por unos momentos, creí que estábamos en una situación de
privilegio, mi cerebro pensaba “que golazo, nos salteamos la fila” Teníamos el
estadio a nuestra izquierda, justo el artista estaba probando sonido.
Evidentemente las puertas estaban cerradas, pero algo se dejaba oír.
- ¡Que suerte, eh! -le dije a
Renata, que estaba con una sonrisa de oreja a oreja.
Llegamos al fin de la cuadra,
otro miembro de la seguridad nos abrió la ultima puerta, y salimos a la próxima
calle. Estaba lleno de gente.
Esa parte de la avenida tenia
forma de boulevard, con su pseudo placita en el medio, llena de banquitos y
parrillas portátiles que varios comerciantes habían instalado. Cada,
aproximadamente, quince metros, había una parrilla distinta, con distintas
variedades de condimento, algunas con carne, otras con chorizo y otras con
hamburguesas. También, a la izquierda y derecha de la calle, varias mantas
estaban colocadas en el piso, cada una de ellas con decenas de prendas
referidas al concierto y el nuevo disco. Optamos por comprar una, de color
negro con retoques morados. Me llamo poderosamente la atención ver opciones
veganas instaladas y disponibles en el rubro de la comida callejera, y más
específicamente, en la esfera de un recital. Lo celebro.
La fila era bastante grande,
daba, para ilustrarlo fácilmente, una vuelta concava en U. Nos ubicamos al
final de todo. Eran las ocho y cuarto, faltaban algunos minutos para que, en
teoría, arranque todo. Paso el tiempo, fue llegando más y más gente. Para las ocho
y 50, la calle estaba rebalsada de gente. Éramos los últimos, ahora estábamos
de la mitad de la fila, para adelante. Detrás nuestro había una cantidad de
gente enorme.
A las nueve en punto, empezó a
sonar música, un poco de los redondos, un poco de García y
finalmente, un poco de Wos.
- Que buena onda todo esto -me
decía mi madre, mientras miraba los alrededores como no pudiendo creer lo que
veía.
- La verdad, reina el orden
-respondí
El que ha ido a recitales,
sabe que los disturbios suelen ser mas que normales. Aquí, un campo de
tulipanes.
Al pasar de unos veinte
minutos, abrieron las puertas, y paso a paso, la gente comenzó a entrar. Mi
madre se fue, me quede con mi hermana. El publico caminaba, tranquilamente. En
unos momentos, ya estábamos casi por entrar.
- Las entradas en mano ¡Por
favor! -decía uno de los miembros de la seguridad que nos había guiado.
- Acá están -le respondí,
mostrando el novedoso código QR en mi celular.
- Adelante, que lo disfruten.
En un santiamén ya estábamos
caminando por donde hace, apenas una hora, estábamos pasando. Llegamos al punto
de requisa, mi hermana tenia una botella su botella de agua. La mujer que la
reviso la vio pequeña, y tuvo el buen gesto de dejársela. Se festejo como un
gol. Los precios dentro no eran baratos, de hecho. Mi euforia por tomar una
cerveza casi me lleva a gastarme seiscientos pesos. Pensé en frio, y no me lo permití.
Lo tome como un acto referido a cuidar mi salud.
- En qué momento vale esto una
Birra -le decía a Renata, como un descargo.
El estadio era bastante
grande, parecido al famoso estadio de Obras Sanitarias. Mas que un estadio, un microestadio.
Tenia capacidad para unas seis mil quinientas personas. La entrada era un
portón enorme, todo abierto. Me pareció inteligente, hacia mucho calor dentro y
el caudal de gente era enorme. Siempre se deben tomar recaudos. A la izquierda
de la entrada había un puesto que vendía bebidas y más ropa. Dos gradas, una a
la izquierda y otra a la derecha, de frente, el escenario. Era bastante grande,
iluminado con luces led que cambiaban de color. Predominaba en la decoración el
color morado, el azul y el verde.
Estábamos delante de todo, a
unos metros del escenario. Atrás nuestro y delante del portón de la entrada,
había una especie de estructura, con una escalera para subir, que tenía un
cámara en la parte de arriba. Inferí que el concierto seria grabado.
- ¿Estas segura de que queres
quedarte acá? Estamos muy adelante -le pregunte a Renata, para hacerle pensar
su decisión.
- Si, obvio. Estamos muy
cerca, aprovechemos -me respondió con una mueca que ilustraba la felicidad que
mantenía en ese momento.
En menos de 40 minutos, el
estadio ya estaba llenísimo, las gradas, sin un solo lugar más. No entraba un
alfiler. Realmente no me daba mucha seguridad la posición en la que estábamos.
Me gustaba, pero no para mi hermana. Es una niña, alta, pero no deja ser una
pequeña.
- Escuchame, si no te gusta,
me decís y nos movemos ¿Dale? Mira que yo no tengo drama en irme para atrás o a
las tribunas ¿Okey? No me molestas, vos decime -le repetí a Renata centenas de
veces, para que tenga la seguridad de que podía contar conmigo.
- Bueno -me respondía,
desganada, ella.
Se hicieron las diez de la
noche, las luces bajaron, una voz anuncio los protocolos de seguridad. Había en
cada costado, diez personas que se encargaban de los primeros auxilios, cada
una de ellas con un casco rojo que tenia una cruz blanca, y chalecos
reflectivos. La gente empezó a ovacionar.
De la nada, una jugosa
instrumental comenzó a sonar, “Introducción al éxtasis” el primer retazo del
disco. Se empezó a escuchar la voz de Wos, pero no estaba en el escenario.
- ¿Dónde está? -preguntaba
Renata a los 4 vientos.
- ¡ATRÁS! -se escuchó una voz
eufórica
Todo el publico se dio vuelta,
el cantante estaba subido a la torre anteriormente descripta. Todxs comenzaron
a cantar. El primer tema terminó, Wos se bajo de la torre, y desapareció. Todxs
nos dimos vuelta.
La segunda sorpresa de la
noche, la tenebre instrumental de “Buitres” empezó a retumbar en los enormes
parlantes, y el joven rapero promesa, apareció en el escenario. La gente se
volvió loca, y empezó saltar y moverse. Nunca deje de abrazar a Renata.
- No puedo respirar -se da
vuelta y me dice mi hermana, con los ojos cerrándosele.
Ya habían sacado a 3 personas
desmayadas, no quería que mi hermana sea la cuarta.
- Tranqui, Rena -le respondi,
agarrándola y empezando a gritar permiso.
Encaramos para el lado de la
derecha, donde estaba el baño y no había tanta gente. El publico fue servicial,
al verme con mi hermana así, se abrían y me ayudaban a pasar. Por fin llegamos
al sector libre, corría un hermoso aire.
- Perdón, perdón, no sabía -me
dice Renata, como decepcionada y triste.
- Dale, no pasa nada. Toma
aire y ahora vemos donde nos ponemos -le respondí yo, para que se quede
tranquila.
Comenzó a respirar más
plácidamente, tomó agua y aire. A nuestra derecha había una tribuna, la última
parte de la tribuna había bastante espacio, estaba reservada para el personal
del staff. No dejaban entrar a nadie sin pulsera.
- ¿Por qué no te colgas de
ahí? Hacete la boluda -le dije a Renata.
- Si! -me respondió
emocionada.
La ayude agarrándola de abajo,
se subió al cuarto escalón y se tomó de la baranda. Paso una pierna para el
otro lado, para poder mover las manos y asegurarse todavía más. Estaba bastante
alta, pero yo la tenia de la cintura. Verdaderamente, quería que ella disfrute.
Todo estaba genial. Mientras tanto, el publico se venia abajo con un clásico del
artista, “Convoy Jarana” un tema muy alegre.
- Escúchame, ahora cuando se
da vuelta, paso para el otro lado y vos toma mi lugar -me dijo la nena de 10
años, agarrada de la baranda, parecida a un barrabrava de Boca.
Me pareció una excelente idea,
le hice caso. En un instante estaba colada en la tribuna del staff. Y yo no
podía aguantarme la risa. Tomé su lugar. Todo volvió a la normalidad. El
recital siguió su rumbo con todos los temas del nuevo disco, freestyle´s
en vivo y algún que otro tema “viejo” La alegría era máxima con temas como
“Niño gordo flaco” o hits que vuelve loco al publico como “Cambiando la piel”
en dúo con la argentina de Rosario Nicki Nicole.
- ¿Estas cómodo? -me
preguntaba a cada rato Renata, para asegurarse de que la estaba pasando bien
- ¡Si! ¡Obvio! -le respondí,
con un poco de dolor de espalda y el cuello medio doblado, pero feliz.
Todo iba bien, la gente estaba
emocionada, feliz y exaltada. Iba una hora exacta de recital, cuando todo
exploto. Wos interpreto su famoso tema “Canguro” un tema con un impactante
contenido político la cual relata la vida diaria, vivida desde una familia
obrera sumando las penurias que sufre el trabajador y los problemas económicos
que rigen nuestro país. El publico saltaba alienadamente. El tema termino, y
algunos canticos populares comenzaron a escucharse de los extremos. En seguida
todo el estadio estaba cantando, combatiendo. Insultaban a un tal gato,
un tal Mauricio, que mucho daño ha hecho a nuestro país. Seguido de eso, la
Marcha Peronista invadió el estadio. Da gusto sentirse acompañado.
El concierto siguió con mas
temas del nuevo álbum, hasta que, a las once en punto, el recital llego a su
fin. El cantante se estaba despidiendo.
- ¡Una más y no jodemos más!
-coreaba el público.
- Bueno, puede ser -respondió
Wos
Y al instante, al ritmo de
“Purpura” uno de los primeros temas del artista, el estadio se vino abajo.
La salida fue igual de
ordenada que la entrada. Caminamos hasta la esquina, compre un choripán,
bien decorado con salsa criolla, y nos fuimos, lentamentente, hablando, hasta
encontrar el auto de mi madre, con el cual terminamos dando en la intersección
entre la Av. 14 y la Calle 59. La vuelta en auto fue rápida, musical e intensa.
La carretera estaba cubierta de niebla, parecía una escena terrorífica. Se
habló del concierto, de las canciones y de La Plata.
Fue una noche interesante, que
me deja afirmar una vez más que, todo concierto, es político.
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