El centro de esta entrada será el cuento de Ernest Hemingway (1899-1961) “Los asesinos” texto de mundial reconocimiento y llegada, que logro inspirar a Quentin Tarantino al momento de producir su magistral obra Pulp Fiction.
Este texto
marcó un antes y un después en la idea de la representación de violencia, los asesinatos, la cruda realidad y los inicios de la novela negra.
Los asesinos - Ernest Hemingway
El relato
cuenta una situación vivida en un restaurante, llamado Henry, de un pequeño
pueblo norteamericano. Una tarde, dos sujetos, Al y Max, entran al restaurante.
Vestidos de forma peculiar (sobretodos y sombreros hongo) Desde un principio la
actitud de estos dos es burlona para con los presentes, quienes son: George,
como el “dueño del restaurante”, Sam (o “el negro”) como el cocinero y un tal
Nick Adams, un conocido del dueño, un cliente quizás, que está presente en el
restaurante en ese momento. Poco a poco, se nos va introduciendo a los primeros
dos personajes, y descubrimos, que son asesinos (o sicarios, matones a sueldo o
cualquier otro sinónimo) y que estaban buscando a un tal Ole Andreson, un sueco
al que debían asesinar (cumpliendo con un favor pedido por un tal amigo suyo). Los
asesinos sabían que el sueco cenaba todas las noches en aquel lugar, entonces
deciden esperarlo, para así cumplir con su misión. Para llevar a cabo su misión,
uno de los dos matones, toma como rehenes, en la cocina, a el cocinero y a el
cliente. El otro asesino, Max, se encarga de hablar con George. En una conversación
tétrica, seca, burlesca y oscura (así se sostienen todos los diálogos del
relato), Max le obliga a este que no deje que ninguna persona se quede en el
establecimiento. El tiempo pasaba, algunas personas entraban, a las que George les
ponía alguna excusa para que se fueran. Luego de esperar un rato, el sueco no
aparece y los dos asesinos deciden retirarse, sin hacerle daño a sus “rehenes”
y sin dejar rastro.
En ese momento,
Nick, por recomendación de George, decide dirigirse hacia donde Andreson
estaban hospedado, para ponerlo al tanto de toda la situación. Esta recomendación,
como algunos diálogos futuros y como algunos diálogos anteriores: “- ¿Sí?
-dijo George- Su amigo, Ole Andreson, no va a venir” sigue dándonos algunos
indicios sobre cierta relación o conocimiento entre George y el sueco.
Sin embargo, al
llegar allí, Nick se encuentra a el sueco tendido en su cama, negado a escapar
y negado a explicar por qué su vida corría peligro. Solo comentaba que se había
equivoca.
Al final del
relato, Nick vuelve al restaurante, y se deja en claro que, probablemente,
Andreson se había metido en líos en Chicago. Esta seria la justificación del crimen.
El estilo de la
obra es simple y, al parecer (o en un primer momento) sin pretensiones. No hay
casi descripciones, y gracias a este detalle, todo se basa en diálogos, pero, cuando las hay, por mas que sean
simples representaciones, tienen muchísimo contenido. Un ejemplo de esto es el foco
que se realiza al principio sobre la vestimenta del dúo de asesinos, la cual
nos da muchísima información, tal como la época en donde nos ubicamos, frente a
qué clase de personas estamos y cuáles son sus objetivos. Evidentemente nos
encontramos en Estados Unidos, en los famosos “locos años 20”, época de gloria económica
y virajes culturales para este país. Post primera guerra mundial, una fuerte
oleada de progresismo invadió el país durante estos tiempos, la cual fue respondida
con una ola mucho mas fuerte de conservadurismo político, cultural y burocrático.
Algunas medidas, como la “Ley seca” (prohibición más grande y mediática en toda
la historia de los EE.UU) comenzaron a surgir. Para mediados de 1920 la ilegalización
de la fabricación, transporte, importación, exportación y la venta de alcohol
ya era un hecho. Esto trajo consigo la apertura de una “puerta al infierno”. Se
formaron nuevas organizaciones criminales, con un gran nivel de violencia,
dedicadas al trafico de alcohol, entre otras cosas.
Cerrando este paréntesis
introductorio y volviendo al texto, otra línea de dialogo que nos sigue dando más
información es la siguiente:
- ¿Hay algo
para tomar? -preguntó Al.
-Gaseosa de
jengibre, cerveza sin alcohol y otras bebidas gaseosas -enumeró George.
-Dije si
tienes algo para tomar.
-Sólo lo que
nombré.
Este dialogo
nos da todavía más certeza de la época en la que está situado el relato. Con todo
esto, nos podemos dar cuenta de quienes son estos dos personajes (Al y Max) Dos
matones mafiosos, en busca de cumplir su misión. Por parte de la futura victima del crimen, mediante algunos destellos (como el que antes nombre, el lio en chicago) podemos darnos cuenta de quien nos están hablando. Casi al final del texto, George, al enterarse de lo ocurrido en la residencia con el sueco, dice lo siguiente:
-Debe haberse metido en algún lío en Chicago.
Chicago, junto a Nueva York, fue de las principales ciudades sedes del crimen organizado. Este dato, sumado a el pasado de el sueco (un ex boxeador, un estereotipo que diciendo poco, comunica mucho) nos termina de definir su futuro y dar una idea de a que se debe la búsqueda para llevar a cabo su asesinato, una posible traición, quizás.
Este texto es
un reflejo de lo que fue esa década en los Estados Unidos. Arreglos con la policía,
burlas al sistema, y una normalización de la violencia a un nivel estratosférico.
Una vuelta de tuerca en la “estabilidad social y cultural” yankee, donde nada
es lo que parece. Como en este cuento, donde algo parecido pasa. Los mafiosos
parecen cómicos en libertad, inimputables, la policía que no sirve como tal, el boxeador, un campeón, que
ya no da pelea.
Mediante una historia
a simple vista sobre un intento de asesinato casi caricaturesco, una historia
profunda, (la parte más grande del iceberg, según este autor) sobre la cruda
realidad yankee es interesantemente cifrada y explayada.
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