Nota de lectura - Raymond Carver

Me dedicare, en esta entrada, a realizar un análisis medianamente profundo sobre un texto del famoso cuentista estadounidense Raymond Carver, considerado uno de los escritores mas influyentes del siglo XX.
Caracterizado, como mas adelante bien confirmaremos, por sus relatos de estilo minimalista, protagonizados por personajes que representan al ser humano de clase obrera, o clase media baja, promedio. Fue el principal exponente del movimiento literario conocido popularmente como “Realismo sucio”, con mucho sentido (otra de las cosas que más adelante bien confirmaremos) Los cuentos de este autor tratan casi de forma exclusiva sobre asuntos -o situaciones- cotidianas. Su forma de narrar es “seca” y simple.

Sumado al fuerte minimalismo que caracteriza la obra de este autor, debemos tener en cuenta a su editor, Gordon Lish, caracterizado por suprimir varias líneas de los cuentos de Carver, y agregar algunas otras que terminan de definir ese carácter sucio y minimalista.

Esta nota de lectura (la cual será un desafío para mi) tiene como propósito, más que nada, abrir la mente de los lectores para que no vean a esta obra como un simple relato de una situación cotidiana interpretada por un célebre escritor, sino, como la remarcable e increíble obra literaria que es.

¿Por qué no bailan? – Raymond Carver

La historia de este texto es simple, cotidiana (tan cotidiana, que llega a ser casi tenebroso el hecho de que se relate con este cierto potente énfasis y de esta forma tan particular) vacía en un principio (un principio ignorante), pero con una cantidad de contenido abismal una vez que entendemos la obra que tenemos delante. Un hombre, presuntamente alcohólico, triste y con el norte nublado, ha decidido, un día, sacar todas sus pertenencias a la calle (con la particularidad de ordenarlas como dentro de su casa estaban estos objetos) y venderlas o subastarlas en lo que se conoce como venta de garaje en Estados Unidos. Al cabo de un tiempo, una pareja de jóvenes (una mujer y un hombre) pasa con su auto por delante la casa. Al ver todos los objetos, entienden que se trata de una venta de garaje y proceden a estacionar el auto y comenzar a ver o probar los artículos. Es extraña la grotesca forma en que Carver plantea todo esto, no es una pareja con ciertos códigos o formas establecidas en la cotidianeidad, la actitud de la pareja no es presuntamente la de “unos seres humanos desconocidos y norteamericanos que vislumbran una venta de garaje y deciden acercarse a pispiar” sino más bien la de dos seres humanos peripatéticos que van vacíos por la vida. Por lo menos esto me transmite a mi la forma tan peculiar y minimalista de Carver. Ejemplifico con la siguiente cita:

“El chico se sentó a ver la televisión en el sofá. Encendió un cigarrillo, miró a su alrededor, tiró la cerilla al césped. La chica se sentó en la cama. Se quitó los zapatos y se tendió de espaldas. Le pareció ver una estrella.”

Creo que todxs nos damos cuenta de que aquí hay algo raro. Sentarse, como en casa, el cigarro. Acostarse, como en casa. La estrella. Insisto en que todo el tiempo hay algo detrás de ese algo que estamos intentando comprender. Y cada vez que creamos haber interpretado algo, un nuevo horizonte de distintas exégesis se vuelve a abrir. Es un macabro juego sin fin. O con fin, depende de cómo queramos verlo o interpretarlo.

Volviendo al relato, La pareja se interesa en los artículos. De pronto ven al presunto dueño de la subasta, y comienza la puja por los precios de los objetos. La pareja estaba empecinada con conseguir precios baratos, actitud que se vuelve más fuerte cuando denotan que el “hombre” no tiene interés en vender sus pertenencias a un alto precio. Una vez terminada la puja, la cual también tiene ciertos tintes “extraños” gracias a una invitación del hombre, los tres personajes comienzan a beber whisky. Poco a poco todo se va saliendo de contexto, o ¿realmente todo está entrando en contexto? Deciden poner algunos discos, y comenzar a bailar. Primero la pareja baila, al pasar del tiempo, el chico cae dormido. La chica invita a bailar a el hombre, el cual acepta, y de pronto, comienzan a bailar de manera muy íntima. Se intercambian palabras, y de una manera “más seca, imposible” Carver, consigue graficar una escena que abre un horizonte de posibilidades.

“ –Esa gente de allí. Están mirándonos –dijo la chica.

–No pasa nada –dijo el hombre–. Es mi casa.

–Que miren –dijo la chica.

–Eso es –dijo el hombre–. Creían haberlo visto todo en esta casa. Pero no habían visto esto, ¿eh?

Sintió el aliento de la chica en el cuello.

–Espero que te guste la cama.

La chica cerró los ojos; luego los abrió. Pegó la cara contra el hombro del hombre. Y atrajo su cuerpo hacia sí. ”

Finalmente, se da una prolepsis, que nos muestra a la chica, unas semanas después, relatando los sucesos vividos con este hombre, buscando cierta atención (que no se le está dando) y dándole la característica de senil al hombre.

Las mil y una historias

Este texto es una demostración empírica de la “Teoría del Iceberg” de Ernest Hemingway. En pocas palabras, lo que Hemingway dice es que, si un escrito en prosa, conoce lo suficientemente bien aquello sobre lo que escribe, puede “silenciar” cosas:

“La dignidad de movimientos de un iceberg se debe a que solamente un octavo de su masa aparece sobre el agua. Un escritor que omite ciertas cosas porque no las conoce, no hace más que dejar lagunas en lo que describe” Ernest Hemingway en Muerte en la tarde (1932)

En base a esto se plantea que pueden existir y convivir, dentro de un mismo relato, dos historias. La historia visible, la cual está planteada a simple vista y la historia profunda, la que está cifrada, escondida y esperando a ser interpretada.​

Este texto no cuadra de manera cómoda en la estructura de “dos historias”. Mediante una historia base, simple, cotidiana y narrada sin muchos preámbulos, Carver, presenta a su público lector una infinidad de conceptos, ideas o reflexiones, cifradas, que están esperando a ser desarrolladas o interpretadas. El autor utiliza algunos mecanismos para contarnos esto, su objetivo, su plan. Mediante ciertas caracterizaciones de los personajes, descripciones de hechos y diversas “formas narrativas”, sumando una subjetividad enorme e indestructible, nos deja que, poco a poco, vayamos viendo la totalidad del iceberg (con la peculiaridad de que, esta totalidad, es casi imposible de ser descubierta al 100%)

Temas como el alcoholismo, la soledad, el desamor, el erotismo, el pudor, la distancia y la vida misma son presentados a debate en esta obra. Un ejemplo de esto, puede ser la paradoja que plantea el autor, sobre como dos seres tan alejados, pueden sentirse (o ser) tan cercanos al menos por un momento.

Carver es un camino que puede ser recorrido una y otra vez, en donde siempre encontraremos una nueva atracción, o un nuevo bache que nos obligara a volver hasta allí. Carver es realidad, Carver es suciedad.


Raymond Carver (1938-1988)

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